CAPITIULO 56


    Las connotaciones negativas que penden sobre el fetichismo nos han llevado a verlo como algo deleznable, como una bajeza del alma, sin embargo, ¿Cómo puede ser bajo ir a la banca de nuestras primeras citas a platicar contigo? ¿O con lo que queda de ti en mi corazón? ¿Qué de malo puede haber en que ese artefacto de frio metal me sirva para invocar los felices momentos en que descubrí el sabor de tus labios y el calor de tu cuerpo?

   Tal como me enseñara Serrat visitando un escaparate, ahora visito a todas horas el jardín donde esta nuestra banca, me pierdo en la contemplación de tu fotografía y no puedo dejar de pensar en que tú no necesitas estar vestida a la moda de cada temporada, porque lo que te hace hermosa es tu mirada vestida de amor. Y aunque ahora al querer sentir el calor de tu piel solo sienta el frío de un papel, me consta que tu piel es más de manzana que de cartón-piedra, aunque ahora ya no sé si tu corazón es algo vivo o una insensible pieza de cristal. Te amé inmensamente cuando estuviste a mi lado, y ahora que ya no estas, abrazo la almohada donde alguna vez reposo tu cabeza para no morir por falta de amor; que me importan las opiniones del sr. Freud y sus seguidores, si hacerle el amor a tus recuerdos es lo único que me hace sentir vivo. No me importa si termino encerrado entre cuatro paredes blancas acolchadas con una hora de visita semanal, si he logrado perpetuarte junto a mí en la transmutación de tu alma en tela, en vidrio, en papel; en el diamante que era para ti y que ahora es tuyo y mío mientras en cada una de sus caras puedo ver el reflejo de esa mirada que sigo sintiendo tan real, aunque hoy solo sea producto de la idolatría.

   Sé que he ido más allá de los límites de la normalidad, sé que mis fantasías provocan un comportamiento que daña mis actividades cotidianas, pero soy incapaz de liberarme de ti. Ahora la razón de ser de mi amor son objetos inanimados, y ya no sé si es peor eso o amar un cuerpo sin alma; lo único cierto es que sigo necesitando tu presencia, no importa que seas tan solo una ilusión, al final, mis días no tendrían sentido sin las visitas a la banca del jardín donde encontré el amor, mis noches no estarían llenas de sueños, si no pudiera abrazarte en mi vieja almohada; mi vida no tendría tanta luminosidad si no me acompañara el brillo de tu mirada.

   Y no es que me haya vuelto solitario, es que prefiero llevar tu amor en la seguridad de mí camisa, en mis fantasías soy el único dueño de  tus besos; y aunque tal vez esto pueda parecer una locura, puedo sentir tú alma cada vez que te necesito, cada vez que la tristeza quiere apoderarse de mí, cada vez que me dicen que no eres real, que nunca has existido, en ese mundo alterno construido de objetos inanimados puedo ser el rey del universo y tú la diosa del amor.


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